30.5.13

Esqueletos en el armario


Quien diga que no tiene secretos está mintiendo, o peor aún, se engaña a sí mismo, porque todos tenemos algún esqueleto guardado en el armario, por pequeño que éste sea.

Yo tengo tantos, que algunos a fuerza de esconderlos ya creo que no son míos. Como por ejemplo la vez que follé con un negro. Primero me lo guardé excusándome en el hecho de que estaba borracha y así era como si no hubiera pasado, pero la segunda y tercera, (ya no estoy segura cuantas veces fueron) fui solita a encontrarme con él por mi propio pie y hasta donde recuerdo, muy sobria.

Este blog también podría decirse que es otro esqueleto en mi armario.
Necesito escribir lo que me pasa para tomar perspectiva, para poder ver mis toros desde la barrera y lograr tranquilizarme. La verdad es que sólo tengo un par de amigos a quienes les doy la vara con mis rollos, y ahora que lo pienso, a ninguno de los dos los conozco personalmente, ¿raro no? eso debe decir algo de mí, pero no sé si bueno o malo...

Ahora estoy de bajón. Sorprendí a mi pareja el fin de semana en una situación comprometida y como no reaccioné, ni le dije nada, ahora siento una ira dentro de mí que no sé cómo sacarla. Lo miro y me provoca saltarle a la yugular y que toda su sangre me escurra por los brazos y me manche la ropa, pero la mayoría de las veces me imagino que lo ataco desnuda, así podría sentir su sangre caliente y pegajosa sobre mi piel, no quiero que se muera ni mucho menos, (soy de las que prefiere estar mal acompañada que sola) pero ojalá pudiera hacerle daño, así como él me lo hizo a mí.

Lo más triste de todo es que el daño que me hizo fue pensar que soy imbécil.

El pozo salvaje


Por más que aburras esa melodía
monótona y brumosa de la vida diaria,
y que te amansa;
por más lobo sin dientes que te creas;
por más sabiduría y experiencia y paz de espíritu;
por más orden con que hayas decorado las paredes,
por más edad que la edad te haya dado,
por muchas otras vidas que los libros te alcancen,
y añade lo que quieras a esta lista,
hay un pozo salvaje al fondo de ti mismo,
un lugar que es tan tuyo como tu propia muerte.
Es de piedra y de noche, y de fuego y de lágrimas.
En sus aguas dudosas
reposa desde siempre lo que no está dormido,
un remoto lugar donde se fraguan
las abominaciones y los sueños,
la traición y los crímenes.
Es el pozo de lo que eres capaz
y en él duermen reptiles, y un fulgor
y una profunda espera.
Es tu rostro también, y tú eres ese pozo.

Ya sé que lo sabías. Por lo tanto,
acepta, brinda y bebe.