30.7.13

Comienzo


Desde que recibí su primer privado supe que se había hecho clic entre nosotros, así que cuando la conversación derivó a ese tema, éste fluyó naturalmente.

-¿Te gustaría que te domine?
-Sí, me gustaría, pero me da miedo
-Ya lo probaremos algún día, pero, ¿miedo de qué?
-No sé, ahora mismo me late el corazón a mil por hora, pero seguro que contigo será más fácil
-Ojalá pudiera verte, seguro que estás rojo como un tomate jajajaja
-Es eso que te gustaría hacer, que siempre te ha gustado hacer, pero que nunca te has atrevido y sí, creo que me parezco a un tomate
-Te aseguro que por aquí puede ser igual de intenso, incluso más intenso creo yo, porque por este medio te puedes abrir más, no sé si me comprendes, te sientes a salvo ¿me explico?
-Sí, creo que sé lo que me quieres decir
-Cuando no quieres más, simplemente te desconectas y ya está
-Te entiendo
-No hay eso del amante que te puede llegar con un mal rollo a la casa o al trabajo; obviamente me dirás que tampoco hay algo fundamental como es el tacto, el olfato, el gusto, pero lo prefiero así
-Imaginarlo es bello, imaginarte es excitante
-Soy muy quisquillosa para muchas cosas y estoy segura que un cara a cara rompería el hechizo, por lo pronto se me ocurre que podríamos intentar un día a la semana
-Por mí vale, estaría dispuesto a atreverme
-No tengas miedo, confía en mí, será un descubrimiento mutuo
-Pero te aseguro que soy un pardillo en esto, aunque supongo que ya lo sabes, confío en ti
-Vamos a hacer una cosa si te parece, ve pensando en todo lo que quisieras que experimentáramos juntos y me lo vas escribiendo día a día en un correo, así la próxima vez sabré por donde empezar
-Me has puesto deberes
-Esa es la idea, me dirás que te gusta más, que te llama la atención
-Sí, pero si te parece ridículo lo que digo...
-No me va a parecer ridículo, conmigo puedes ser como quieras ser, como te nazca ser, hacer todo lo que quieras
-Vale yo lo intento, pero si sale mal que sepas que será por mi culpa
-Si sale mal, no es culpa de nadie, simplemente no funcionó como hubiéramos deseado y ya, no hay que darle más vueltas... 




Hace días que estás en mi mente a diario, me excita descubrirte poco a poco, saber que me voy alojando en tu cerebro como un tumor que no puedes ni quieres extirpar.
Estoy húmeda y con sabor a mar, mi mar que empieza a desbordarse cuando te pienso...

23.7.13

Isabella D'este

Este manuscrito lo encontré dentro de las cajas seriadas 1532-1535 del Archivo del Obispado de Palencia que contenían parte de la correspondencia epistolar entre Castilla y sus embajadores en Italia. El lacre estaba sin romper. Lo muestro aquí por si fuera ejemplo que sirviese para la salvación de nuestras almas y cuerpos. 

Dice así:
"……Sus ojos glaucos nunca me ofrecieron confianza, era perversa, autoritaria, caprichosa, malévola y… hermosa. Hermosa todavía a los sesenta años. 
Me llamo Gonzalo de Montalvo, secretario del embajador de Castilla en la Corte de Mantua. Amante de Isabella D´este, la marquesa. 

Cuando abandoné su lecho un amanecer de la primavera de 1502, creí que no volvería a verla .
"Ven, quiero darte algo". Ese fue su escueto mensaje. Después de 32 años eso era todo. 

La audiencia se alargaba tediosamente. Gestos corteses, reverencias, sonrisas y gentilezas que encubrían traiciones, sobornos y crímenes. Veía el espectáculo con la indiferencia que dan los años de servicio en una corte italiana. Ella sentada, hierática, contemplaba a todos y a todo. Impasible, igual de fría y serena que cuando el Santo Padre Alejandro VI la sentó sobre su regazo y hurgó en sus pechos mientras le contaba que los tenía igual que su sobrina Lucrecia. 
Sin atisbo de sentimiento alguno, como cuando castigó empuñando el látigo a su criada por fornicar con uno de sus amantes. 
“Eres mi amante tan sólo por tu miembro gordo”. Yo me engañaba con la esperanza de producir en su corazón un atisbo de amor. Nunca me engañó, me engañé yo.

Se acercó un criado y me llevó a un cuarto que reconocí al instante. La Estancia de Alabastro, pintada y decorada para ella por los artistas más dotados de su tiempo. Me acuerdo bien de la bacanal inaugural. Fernando de Gonzaga su esposo, ebrio de deseo y vino fornicó aquella noche con todo efebo que encontraba a su paso, ella reía y reía y nos animaba a todos a follar y beber como endemoniados. Glorificábamos a Baco y Venus noche tras noche en aquella estancia secreta y lujosa.

-¿Recuerdas Gonzalo?
Ensimismado por las imágenes del pasado no había sentido su presencia a mi espalda.
-¿Qué quieres?
-Regalarte algo.
-No tengo ascendencia ninguna con el embajador así que no busques un soborno; tampoco soy ya tan diestro con la espada, así que no puedo ser tu sicario; ni me animan ya los juegos del amor por lo que tampoco puedo ser tu mensajero ni confidente-. Respondí. 

Se apartó de mí hasta sentarse en un sillón apartado en la penumbra, mientras sus ya famosas carcajadas resonaban en la estancia.
-Bueno… todavía tendrás el miembro gordo ¿no?-, y sus carcajadas se hicieron más sonoras aún. 
Iba a contestarle con un improperio a la altura de su insulto, pero, con un ademán de su mano me mandó callar. 
-Sólo quiero regalarte algo, sin contra partida alguna, sin pedirte nada a cambio.

Y eso resultaba increíble para mí, acostumbrado como había estado a pagar con mis servicios cada gota de placer que aquel demonio de mujer me dio... 
Una noche deleitosa como pago del asesinato de un Cardenal demasiado estricto con la moral de aquella corte. 
Una felación para animarme a amenazar espada en mano a un prestamista demasiado remiso a soltar sus doblones a la marquesa.
Una semana entera fornicando sin descanso después de salir indemne de Roma tras negociar una alianza ventajosa para sus estados.
Y así… una larga lista de servicios deshonrosos y voluptuosas recompensas. 

-Parece que no te agrada mi generosidad. Acércate, mi vista ya no es la de antes. No tengas miedo-
"No tengas miedo…" me dijo mientras de la mano me introducía por primera vez en su lecho junto con dos amantes más. "No tengas miedo y dame placer como ellos…" Instantes que no se borran y que vuelven ahora que ella esta frente a mi. La penetrábamos por todos sus orificios, la embestíamos como posesos en un baile demoníaco, ella besaba y nos hacia besar entre nosotros, gemía y pedía más… y empezábamos de nuevo sin concedernos apenas descanso, sudábamos y nos refrescábamos con la saliva de la boca más cercana… hasta saciarla, hasta saciarnos, hasta desfallecer. Dios tenga piedad de nuestras almas. 

-¿Estas bien?- me preguntó.
-Sí.
-Tira de esa tela y descubre eso.

Me acerqué a lo que parecía un caballete. Cuando retiré la tela un fantasma de mi juventud apareció ante mis ojos.

-Es para ti. Pensé que te lo debía, y ya sabes que yo pago mis deudas.
-No me debes nada y no quiero un retrato tuyo. 

El lienzo me traía de nuevo a la Isabella D´este que me esclavizó y me convirtió en un reflejo de su maldad. Joven, segura, sin atisbo de sentimiento humano en su mirada, atractiva como un secreto oscuro, esplendorosa en lozanía juvenil. Eso era lo que el pintor había capturado.

-Quiero que me recuerdes así Gonzalo… y no como me ves ahora, envejecida, marchitada y anhelando que me lleve la muerte-. Hizo una pausa antes de seguir… 
-Me queda poco, la sífilis esta devorando mi cuerpo-, confesó sin alterar su voz.

Ninguna otra enfermedad podría haber sido más adecuada para aquella puta de todos y amante de ninguno, la sífilis, la que llamaban la peste española. A saber que príncipe de la Iglesia, aristócrata, criado, amante o servil hombre se la contagió. Pero aquella anciana que ahora pedía mi compasión era la misma perra que en el lecho sobre el que descansábamos después de fornicar, me decía serenamente como una matrona, que había matado con sus venenos el hijo que yo había engendrado en su vientre. No me lo creí hasta que el paso del tiempo y su vientre liso me lo confirmaron. 
-¿Crees que sólo por tener un miembro gordo voy a parir un bastardo tuyo?-
Salí de su alcoba mientras sus insultos perseguían mis pasos… Hace ya 32 años.

Me acerqué más al cuadro.
-Tú ya no me la pones dura. Sólo te deseo que la sífilis acabe pronto su trabajo-. Me giré y me dirigí a la puerta….

-Cabrón, hijo de puta, amante de Satanás, maldigo a tu estirpe de mujerzuelas...
Todavía cuando bajaba por las escaleras que conducían a la puerta del palacio oía sus insultos. 

Al cabo de un año murió entre los dolores más horrendos imaginados y con su cuerpo putrefacto comido por los gusanos. Así acabó la historia de la mujer más admirada de la Cristiandad, la más hermosa, la más ensalzada en poemas y la más plasmada en cuadros, la más puta, mi amante, mí amada, Isabella D´este. Nunca reclamé su retrato y nunca he dejado de recordarla."


Nota: Isabella D´este encargó a los 60 años de edad a Tiziano dos cuadros.
Uno de su vejez y otro de su juventud. El primero se perdió. El segundo lo pintó Tiziano inspirándose en un retrato realizado por Leonardo Da vinci en su juventud. 

Isabella fue la mujer más admirada del Renacimiento por su cultura, inteligencia y belleza. El resto es invención mía.

20.7.13

Después del cine

No recuerdo absolutamente nada de la trama de la película, sólo el sabor agridulce de su lefa y sus besos fogosos que me encendían y me ponían a cien!!!!! 

Lo malo de estar casada y vivir en una ciudad pequeña es el riesgo de que te puedan pillar mal aparcada, por eso tan pronto se iluminó la sala le dije que nos fuéramos para mi casa a continuar lo que habíamos empezado, teníamos un par de horas pues mi marido debía llevar a mi hijo a su clase de piano.


Cuando entramos al edificio la luz del recibo se había fundido y todo estaba en penumbra, por supuesto no dejamos pasar la oportunidad (oscuridad madre de todos los vicios) y me arrinconó contra la pared; otra vez sentí su boca devorando la mía, su lengua que entraba y hurgaba con desespero, me mordía, sus manos apretaban mis nalgas, me atraía hacia él y frotaba su polla contra mi vientre, sentí como se le ponía muy dura y con ganas de clavármela de inmediato, así que empecé a bajar la cremallera de su pantalón para liberarla. Sus manos empezaron a buscar bajo mi falda y encontraron lo que deseaban, sentí sus dedos hurgando en mi coño entrando con facilidad ya que me tenía empapada, mis jugos empezaban a chorrearme por los muslos y sus besos eran más intensos haciéndome estar al borde del orgasmo, pero cuando me veía así, paraba, los sacaba para hacerme rogarle que volviera a metérmelos...

Sonó una puerta y a duras penas tuvimos tiempo de medio componernos.
-Buenas noches- saludó la empleada de una vecina, estoy segura que se dio cuenta de lo que estaba pasando, pero no dijo nada más; por tal razón, le susurré que no diéramos más espectáculo y entráramos al apartamento, allí estaríamos más cómodos. 

Mientras abría la puerta él me besaba el cuello y me metía la mano bajo la falda acariciando mi coño que seguía empapado y caliente, ya no aguantábamos más...
Al entrar, casi me caigo muerta cuando salió mi hijo a nuestro encuentro, ¡¡¡MAMI HOY NO HUBO CLASE DE PIANO!!!

18.7.13

10 buenas razones para tener sexo

Con este estudio descubrieron el agua tibia...

Las 10 razones por las que tener sexo es bueno para la salud




Según un reciente estudio elaborado por la Universidad de Texas, Estados Unidos, sobre lo que le genera al ser humano tener relaciones sexuales, se puede concluir que hacerlo, con precaución y responsabilidad ¡es bueno!. Así que ya no hay excusa para no tener relaciones sexuales, eso sí, con responsabilidad.

El portal Univisión Salud hizo un recuento de las principales razones que entregó la Universidad de Texas en su estudio para asegurar que tener sexo mejora la salud:

Razón #1: Como ir al gimnasio
Se sabe que el sexo es una manera de hacer ejercicio, tales como correr, montar bicicleta o jugar fútbol.
Estudios indican que las pulsaciones durante el acto sexual aumentan de 70 pulsaciones por minuto a 150, lo mismo que le sucedería a un deportista profesional durante su entrenamiento. Tener relaciones sexuales tres veces por semana permite quemar hasta 600 calorías y mantenerse en forma a lo largo del año.

Razón #2: mejora tu corazón
El sexo estimula la actividad de varios órganos del cuerpo, incluso tu corazón. Según un estudio de la Universidad Queens tener sexo dos o más veces por semana reduce el riesgo de un ataque cardíaco a la mitad, comparado con quienes tienen sexo una vez al mes.

Razón #3: disminuye los dolores
Ya no sirve la excusa del famoso dolor de cabeza para no tener sexo. Varios estudios indican que el mantener sexo reduce las jaquecas y los dolores en general, ya que antes del orgasmo, aumentan los niveles de la hormona oxitocina, que a su vez libera endorfinas las cuales alivia los dolores corporles y jaquecas.

Razón #4: Mejora tus defensas
El tener relaciones sexuales con regularidad, es decir dos o tres veces por semana beneficia tu sistema inmunológico. Según un estudio de la universidad Wilkes en Pensilvania, tener relaciones sexuales una o dos veces por semana aumenta la presencia de un anticuerpo llamado inmunoglobulina A, el cual nos protege de contraer infecciones y resfríos.

Razón # 5: Tu piel lucirá bella
Las mujeres luego de tener relaciones sexuales producen dos veces más cantidades de estrógenos y de una hormona promotora de juventud conocida por sus siglas en inglés DHEA, que brindan suavidad a la piel y brillo al cabello. Por otra parte, se produce transpiración que es el mecanismo natural de la piel para eliminar impurezas y destapar los poros.

Razón #6: Disminuye el estrés
Una investigación de la revista escocesa Piscología Biológica estudió a 24 mujeres y 22 hombres que mantuvieron un reporte de su actividad sexual y fueron expuestas a situaciones típicas de estrés como hablar en público. La investigación descubrió que aquellas personas que tenían más relaciones sexuales respondían mejor al estrés.

Razón # 7: Mejora la relación de pareja
El amor y el afecto puede incrementan el nivel de oxitocina, una hormona que aumenta el deseo sexual y los sentimientos de afecto hacia el otro, sobre todo después de llegar al clímax. ¿No has sentido después de un orgasmo que amas más a tu pareja o que la vida te sonríe? Esa es la oxitocina.

Razón # 8: Aumenta la expectativa de vida
El sexo alarga la vida. Una investigación de la Universidad Queens en Irlanda, comparó unas 1000 personas de similar edad y condición de salud y descubrió que las personas que tuvieron la mayor frecuencia de orgasmos, mostraron un índice de mortalidad de la mitad que quienes tenían sexo esporádicamente.

Razón # 9: Combate la depresión
Durante los orgasmos o justo antes de la eyaculación, el nivel de la hormona llamada DHEA en la sangre es 5 veces mayor a lo normal. Este esteroide está presente en las mujeres y en los hombres también. Niveles altos de DHEA se asocian a la longevidad, el aumento del deseo, la mejora del humor en general y hasta una notable mejora del estado depresivo.

Razón # 10: Mejora tu autoestima
La universidad de Texas ha publicado un manual con 237 razones para tener sexo en el cual incluye una elevación de la autoestima. Tener sexo nos hace sentir mejor sobre nosotros mismos, nos vemos más lindos, deseados,nos tranquiliza y nos da felicidad sin tener que sufrir efectos secundarios.

16.7.13

Palabras como balas

Algunas palabras me producen placer, otras me hacen soñar, hay las que me duelen y unas pocas que casi me matan...


Pero sin duda prefiero las que me hacen evocar instantes vividos; bien porque los haya disfrutado a plenitud, o porque los padecí en su momento.


Esas palabras que se inscrustan hasta la médula, son las que leo de cuando en cuando en el blog Los Tipos Duros No Escriben Blogs


"Tuve que ir a la cárcel a visitarla por indicación de Nitti, que la había conocido tiempo atrás en un burdel de la calle Dearborn Sur. Le había disparado un tiro a un tipo, solo uno. Mientras dormía, poniendo el cañón de la pistola en la frente y después de haberle dormido con barbitúricos. En el registro de su casa la policía había encontrado un billete de avión a Canadá. La muchacha apenas tenía veinte años y el aspecto de una niña. Me dijo que quería alegar legítima defensa. -Lo ves difícil, cariño- me preguntó. 

Al ver su aspecto tan delicado y frágil intenté explicarle la situación endulzándola en lo posible pero la chica estaba vacunada contra engaños. Me dijo: -Encanto, hace más de cinco años que cada mañana al despertar noto resbalar por el interior de mis muslos la humedad viscosa de los piropos de la noche anterior. No te andes con remilgos. Tus palabras no pueden contagiarme nada que no haya cogido ya."

12.7.13

Quiero

11.7.13

La Impostora


-Y usted, ¿cómo hace para tener siempre un hombre, señorita Cifuentes?

-Asunto de inteligencia. Dignidad, decoro, mucha distinción y, sobre todo, mucha prudencia. No nos mostremos tan misteriosas ante ellos, no los escandalicemos. Basta que un hombre sepa que estamos ahí para que nos amen.

-¿No cree, señorita Cifuentes, que es seguir cayendo en la misma sumisión y en el mismo aplastamiento de toda la vida?

-Ya es hora de que recojas esa postura tan panfletaria. Las mujeres no somos más que hacedoras de nuestro propio destino.

-¿Y cuál es ese destino, señorita Cifuentes?

-Querer ser dueñas de la situación. Demostrar ansiosamente la posesión de todos los territorios. Él nunca lo ha soportado, no porque él quiera poseerlos, sino porque le parece vulgar y desagradable como nosotras las mujeres pretendemos dominar todos sus terrenos. Ese es nuestro destino irrevocable, además de absurdo y grosero, por no decir irrespetuoso. Sin duda un destino inevitable. Somos ansiosas, pero la verdad no salimos de ahí. La ansiedad es la que conduce a las mujeres por el bosque equivocado.

-Lo del bosque me sonó a cuento de hadas, señorita Cifuentes.

-De hadas, de terror, de suspenso o policíaco, siempre será la misma historia, el mismo cuento. Siempre las mismas frases sobre nosotras, tanto discurso y, lo que es peor, tanta certeza.

-Tengo la impresión de que está usted muy segura de lo que dice, señorita Cifuentes.

-Y yo tengo la impresión de que tú eres muy mujer.

-¿Por qué me lo dice?, señorita Cifuentes.

-Por las preguntas que me haces, y ya deja de decirme "señorita Cifuentes".

-¿Se ha enojado conmigo? Señori... Perdón... Ahora me siento muy confusa, muy extraña... No sé lo que me pasa...

-Sigues confirmándome que eres muy mujer. Preguntas tan estúpidas como "¿se ha enojado conmigo?", o expresiones tan sensacionalistas como "me siento muy extraña...", o "No sé lo que me pasa..." Esos puntos suspensivos son muy femeninos. Además en el sentir que estamos confusas, es donde se funda la propaganda psíquica de toda mujer y no nos damos cuenta de que con esto lo único que logramos de los hombres es su aversión. Sin duda somos otra cultura.

-Qué clase de cultura?

-La cultura del grito.

-¿Qué clase de grito?

-Ya se lo he dicho, somos sensacionalistas, tremendistas, escandalosas, melindrosas, la cultura de la no-prudencia. En muchos sitios se ha dicho, por ejemplo, que la naturaleza de la mujer se funda en su lenguaje que, en la mayoría de los casos, es desordenado, falso, crítico, vacío y, especialmente, apropiado para la divulgación de secretos.

-Definitivamente no puedo entender todavía con qué clase de mujer estoy hablando. Cada vez logra usted confundirme más. Lo único que sé es que es usted una mujer muy hermosa e interesante.

-Gracias, pero no acepto cumplidos y menos si son de una mujer.

-Es usted realmente insoportable.

-Y definitivamente tú eres muy mujer.

-¡Ya! deje de repetirme ese asunto que me hace sentir como si fuera un animal raro.

-Adoro las inferencias, el don del sentido común.

-¿Y es que acaso usted no es una mujer?

-No del todo. Y ya que me lo preguntas, te contaré una parte de mi vida que es como contarte casi toda mi vida...

-No le entiendo.

-Cuando yo tenía veinte años viajé a Europa. Allí conocí a una uruguaya. Más que una cosa pasajera, la relación con esta mujer se me convirtió en un caso excepcional de pasión desenfrenada. De una pasión que realmente no podía controlar. Me estaba enloqueciendo. Tenía la plena seguridad de que si ella se iba a vivir conmigo, podía tener mayor tranquilidad. Por fin, después de conseguir que ella se volviera adicta a mí, logré convencerla. Arrendé un apartamento bien amueblado, cuidándome de que todo estuviera en regla. No quería que ella tuviera un pretexto para echar atrás su decisión. Yo me instalé primero en el apartamento. Me sentía infinitamente feliz. El día que ella se iba a pasar me llamó para decirme que en quince minutos llegaba con todas sus cosas. Me carcomía la ansiedad. Esperé los quince minutos, una hora, una semana, un mes... Nunca apareció. Estuve casi dos meses sin ver a nadie ni atreverme a llamar, me paralizaba el terror de saber que ella había desaparecido para siempre. Después me enteré de que efectivamente había regresado a su país.
Fue entonces cuando decidí cambiarme de sexo.

-Es usted un trans-sexual.

-Tal como lo dices. Viajé a Alemania donde me hicieron todo lo que quería.

-Ahora lo entiendo todo. Pero definitivamente a usted no me lo soporto. O no me la soporto, señorita... ¿O señor Cifuentes?

8.7.13

Recuerdos de "Lolita"

A veces la memoria nos juega malas pasadas, o buenas, según el cristal con que se mire...

Lo bueno de los recuerdos es que te permiten sentir cerca a personas que hace mucho tiempo no están presentes en tu vida, personas que creías olvidadas para siempre, pero que de cuando en cuando vuelven a ti envueltas en un halo de nostalgia.
Recuerdo como si fuera ayer mi inocencia perdida irremediablemente, el susto que me devoraba las entrañas mientras te aguardaba parada en una esquina como una puta esperando a su cliente, y al mismo tiempo esa emoción tan fuerte por ser tan atrevida, porque hacía lo que a ninguna de mis compañeras de entonces les pasaba por la mente ni en el más descabellado de los supuestos.

Al principio no le veía problema en que me recogieras a la salida del colegio, hasta que el padre en clase de religión nos dijo que si íbamos por ahí haciendo "cosas indebidas" nos quitáramos el uniforme antes de hacerlas, pues sería a todo el colegio al que señalarían y pagaban justas por pecadoras. Por tal razón, convenimos que nuestros encuentros serían luego de que fuera a casa a cambiarme, o en el peor de los casos, llevaba la ropa en el bolso y me cambiaba en el baño antes de salir.

Tu estrategia de seducción fue acercarte a mí como un padre preocupado por el bienestar de su niña, siempre pendiente de mis deberes escolares, de que me sintiera cómoda en tu compañía, de llevarme a todos los sitios que se me antojaba ir, incluso a veces de darme una mesada adicional, "para lo que te haga falta" decías, y yo pensaba, como me quiere este hombre, ojalá mi papá me tratara así y se preocupara por mí del mismo modo.
 

Hasta que llegó el día en que me dijiste que para evitar comentarios mal intencionados, miradas de desaprobación o hasta encuentros inoportunos con alguien que nos conociera, lo mejor era ir a un lugar donde podíamos estar solos. Yo acepté aunque con mucho remilgo, ya que ese día precisamente iba con mi uniforme de colegiala, me convenciste con el mejor argumento: A donde vamos sólo te veré yo.

El motel era común, con un fuerte olor a jabón chiquito y la cama aunque pequeña, me pareció enorme y me asustaba, así que decidí que no la tocaría, como si sólo se pudiera follar en la cama, cosas de la inocencia, creo.
Tampoco me desvestí, como si el hecho de verme con mi uniforme te fuera a impedir aproximarte a mí, no sabía yo aquél día que precisamente verme así era lo que más te excitaba, lo que te volvía loco.
En una sola tarde experimenté tal cúmulo de sensaciones como jamás he vuelto a sentir: dolor, miedo, asco, culpa, placer, ahogo, más placer, orgasmos con y sin penetración, sobre todo cada vez que me chupabas el coño, me decías que mis jugos te daban vida y yo me lo creí a pie juntillas, así que dejé que me comieras el coño todo el tiempo que te dio la gana.




Descubrí también que tu polla era el mejor manjar que había probado hasta ese momento, al principio gemías muy quedo, pero conforme aprendía a mamarla tus gemidos se transformaban en gruñidos y gritos de placer, al mismo tiempo que me indicabas como hacerlo: lame despacio, chupa, ahora succiona fuerte, así, lo estás haciendo muy bien pequeña, ahora hazlo como chupando ese helado de mandarina que tanto de gusta, mírame nena, así, que vea tu carita preciosa mientras te la meto hasta la garganta, mis lágrimas afloraban pero seguía chupando sometida a tu voluntad, ahora sólo la cabecita, mmmmm que rico y te gusta putita, tienes el coño todo mojadito...

Cuando al fin sentí tu polla dentro de mí pensé que ibas a partirme en dos, un dolor intenso mezclado con un placer infinito,
-Así cariño, no temas que no te haré daño.
-Me duele, pero sigue.
Y me besabas llevando el mismo compás en mi boca y en mi coño, ufffffffffff que delicia. No me la saques nunca, te susurraba al oído y tú me contestabas que yo era la fuente de tu vida, que no me dejarías y siempre la tendría sólo para mí.

Durante casi ocho años cumpliste tu promesa religiosamente, todos los martes y viernes...

5.7.13

Nieves

Así se llama, preciosa ¿verdad?

Desgraciadamente para mí no tengo idea de como acceder a un blog que nunca antes he leído si primero no me descubren a mí y me dejan un comentario para poder seguir su rastro, por tal razón, me he perdido de una gran cantidad de textos que seguramente me esperan en algún lugar del ciber espacio para satisfacerme plenamente, en materia literaria claro.

Pues bien, gracias a que Kama y Sutra me dejaron su huella en otro blog que tenía hace años, pude descubrir el suyo y deleitarme con textos llenos de ingenio, sensualidad y finales de cuento inesperados como me gustan a mí. Ellos, en su momento, me autorizaron a publicar uno de sus textos para compartirlo con quienes me leen. Sin más preámbulos:

- Vamos a dar paso a la siguiente llamada. Buenas noches, estás en directo en “Pecado Original”. ¿Nos dices tu nombre?

- Buenas noches, Lidia, soy José Antonio.

- José Antonio, cuéntanos. ¿Cuál es tu pecado? ¿Es muy original?

- No sé qué decirte, Lidia. Yo no lo veo fuera de lo normal pero la verdad es que no lo he contado nunca porque me da que a los demás les va a extrañar y me van a mirar como a un bicho raro. Yo creo que incluso me van a considerar un degenerado, fíjate.

- Aaaaaah… y… dinos… ¿de qué se trata?

- Verás, estoy enamorado de una oveja.

- … de una oveja…

- Sí, mira, yo ya sé que dicho así suena como una barbaridad pero no lo es, de verdad, que no soy un pervertido ni nada. Te cuento. Yo nací en una aldea donde los chavales nos iniciábamos en el sexo con el ganado. A ver qué íbamos a hacer, si no había otra cosa. Las chicas no se dejaban hacer nada y nos salían ya las pajas por las orejas. O sea, entiéndeme, no es que nos hiciéramos pajas con las orejas sino que nos pasábamos el día meneándola pero necesitábamos otra cosa y ahí estaban las ovejas. Algunos se dedicaban a las gallinas pero a mí las gallinas no terminan de convencerme, no son nada acogedoras, son mucho mejor las ovejas.

- Ya…

- Sí, de verdad, las ovejas son otra historia. Bueno, la cosa es que yo dejé el pueblo y me vine a Madrid a estudiar, y cuando terminé la carrera pues lo normal: me casé con Nuria, una compañera de la Facultad, y tuvimos un niño. Y hasta entonces no había vuelto al pueblo. O sea, sí, había vuelto al pueblo a pasar un fin de semana, o la Navidad, o para celebrar el cumpleaños de mi madre, pero viajes relámpago, vaya, sin tiempo para nada. Pero cuando nació el niño nos fuimos allí a pasar las vacaciones de verano, por aquello de que es más sano que la ciudad, y que estuviera en contacto con sus raíces, y esas leches, que mecagoentodo si lo llego a saber me hago defensor del desarraigo y el niño que se acople como pueda.

- ¿Por qué, José Antonio?...

- Pues porque ese verano volví a darle a las ovejas. Porque una tarde salí a caminar por el monte y al subir una loma allí estaban ellas: blancas, suaves, acogedoras. Y mira, Lidia, igual si hubiéramos estado bien no habría pasado nada, pero Nuria llevaba meses empalmando unas candidiasis con otras y claro, me tenía a pan y agua. Que de sexo nada, otra vez a darle a las pajas.

- Ajá…

- Así que subí al monte y las miré, y se me encendió el cuerpo, y se me subió de golpe la sangre a la cabeza. Y a lo mejor te parece una locura pero había una que me pareció especialmente seductora, una que se ofrecía así como medio abierta… uf, ahí fue cuando noté un calentón que te mueres y me encontré empalmado como cuando tenía quince años. Y me la tiré.

- Ah…

- Me la tiré esa tarde y me la estuve follando todo el mes. Todas las tardes subía al monte y ella, en cuanto me veía llegar, se acercaba, se daba la vuelta y se me ofrecía amorosa. De verdad. Yo sé que me esperaba, que ella también se pasaba todo el día pensando en mí. Y cuando la penetraba se quedaba quietecita y relajada, y balaba muy bajito, como en susurros. Total, que cuando acabó el mes me vi incapaz de separarme de ella. Es que se me abrían las carnes, vaya, así que se la compré a mi primo y me la traje a Madrid.

- ¡…!

- Sí, la tengo en el piso, en la terraza.

- Qué me dices! La oveja… la tienes en la terraza…

- Te parezco un degenerado, un vicioso ¿verdad?

- José Antonio, en “Pecado original” no juzgamos a nadie, no te juzgamos, ni juzgamos a tu amiga.

- Perdona, perdona, Lidia, es que tengo los nervios destrozados. Porque yo me traje a Nieves, es que la llamo Nieves, es bonito ¿verdad? Pues para traerme a Nieves puse como excusa lo rica que estaría para la cena de Noche Vieja porque claro, tú me dirás si no cómo iba a justificar la oveja delante de los amigos, los vecinos, los compañeros…

- … y Nuria.

- Sí, bueno, Nuria. Al principio a Nuria le hizo gracia lo de tener una oveja en la terraza. Bueno, y se la sigue haciendo. Porque no ha relacionado nuestra falta de sexo con Nieves. Es que desde que Nieves está en casa Nuria y yo no hemos vuelto a follar. Primero Nuria casi no lo notó porque con eso de las candidiasis recurrentes el médico le había recomendado reducir el sexo, pero desde hace unos meses está como desesperada, me persigue, me pregunta, me acosa, llora. Y yo no puedo. Simplemente no puedo. Acaricio a Nuria, pienso en Nieves, y se me baja. Y claro, Nuria está cada vez más atacada, me espía y todo, porque se cree que tengo una amante, y cada vez me resulta más difícil salir a la terraza para follar con Nieves. Porque ésa es otra, que tengo que follarme a Nieves a escondidas, saliendo a la terraza de madrugada y teniendo cuidado de que no me vean Nuria ni los vecinos. Un estrés, vaya.

- Entiendo…

- Y lo peor no es eso, Lidia, lo peor es que estamos en diciembre, se acerca la Navidad, y yo… yo… me veo incapaz de sacrificar a Nieves. No sé yo, estoy pensando que… ¿y si por Navidad nos comemos a Nuria?

- ¡...!

- Ya, si a veces también a mí me parece una locura. Sobre todo por el niño, que no sé cómo llevaría lo de que Nieves fuera su madre. Y los hermanitos... porque me da que con Nieves no tendría hijos ¿verdad? ¿tú qué piensas, Lidia?

- ¡¡¡...!!!

- ¿Lidia???...

4.7.13

¡Mírame!


"MÍRAME
ME VES ALTIVA Y ORGULLOSA
MÍRAME
COMO SI FUERA INDIFERENTE
COMO SI ME OLVIDARA
DE QUE PERDÍ TU AMOR
DE QUE ESTOY SOLA.

MÍRAME
PERO HACIA DENTRO DE MI ALMA 
MÍRAME
Y ENTENDERÁS QUE SÍ HE CAMBIADO
SOY MUCHO MÁS SEGURA
SOY MÁS MUJER QUE AYER
PERO SIN TI.

TE EXTRANARÁ SABER
QUE HE VUELTO A SONREÍR
Y QUE HE RECUPERADO MI SONRISA, MI CANCIÓN
DE NUEVO TENGO EN MÍ
EL ÍMPETU DE AYER Y LA SIMPLE ILUSIÓN
DE QUERER SER FELIZ.

YA TODO TERMINÓ
NO HAY NADA MÁS QUE HACER
Y AUN CUANDO ASÍ ME CUESTE OLVIDARTE DESPUÉS...

MÍRAME
NO ME VERÁS LLORANDO NUNCA
MÍRAME
QUE MÁS QUE TÚ LLORÉ CUANDO PERDÍ,
LO QUE FUIMOS LOS DOS."
Eduardo Cabas (Tonada Llanera)

2.7.13

Selva...

"Esta tarde ha estado una amiga en casa, hemos jugado, hecho fotos, se ha subido sobre mí mientras me masturbaba...me he puesto a cien pero no me corrí, no siempre consigue la gente impresionar a mi cerebro a la vez que a mi polla como lo haces tú. 
El día que te tenga frente a mí con sólo verte acercarte a mi polla me correré, y luego, al empezar a chupármela volveré a correrme y después te la metería y me volvería a correr.
¿Sabes?, si fueras mi sumisa te llamaría "selva", porque así te siento, densa, oscura, peligrosa, intensa como una selva, y me gustaría atravesarte como cuando cruzamos la selva abriéndonos camino con el machete, sintiendo la humedad en la piel, eso quizá me lo transmites tú, lo siento cuando te veo, la densidad de una planta carnívora. 
Sí, SELVA, tan peligrosa pero tan fascinante como la selva, quien la ha conocido no la olvida nunca y siempre quiere volver a ella, como los exploradores que se pierden en la hercinia.
Tú transmites densidad, textura carnal y cuando te leo siento como si escribieras con la piel, con la humedad de tu coño y tu sangre menstrual. Sabes, eres como un baño de sensualidad. Eres un vicio...
Ahora vendrá la otra comida, la que no es tan buena, ni de gourmet como tú. Si no fuera un delito, creo que te cocinaría y te comería a cachitos.
"



Releo sus palabras y me quedo pensando en él, recordando su mirada que me hace sentir hermosa, su deseo por mí, la expresión de su cara cuando se corre... Creo que es cierto lo que dice. Soy SELVA y él un explorador que no puede dejar de adentrarse en mi manigua para que lo devore. Soy su vicio, la que le rompe los esquemas sin proponérselo, la que se deja dominar pero lo domina, la vorágine de su vida.

No entiendo qué nos hace clic, tal vez la respuesta la tengan los sexólogos, médicos o psicólogos; yo sólo sé lo que siento, lo que me produce cada vez que aparece. 
Me desnuda hasta el alma y eso no me gusta, por eso paso días y hasta meses evitándolo, pero no sirve de nada, cuando volvemos a encontrarnos me derrito y empiezo a ronronear como su gata, se me humedece el coño y las ganas me pueden, las infinitas ganas de que se abra camino en mi espesura...

1.7.13

Va por ti

Estoy leyendo un libro de esos llamados "novela negra", me encanta ese género; también salgo con mis amigas o me voy de compras, en el peor de los casos me conecto a Internet a ver que descubro por ahí, todo con tal de no pensar en ti, de que no se me vayan los deditos como siempre que acudes a mi mente.

Porque cuando eso pasa, el coño se me vuelve como un mar, las ganas me trepan por los muslos, se me eriza la piel y mi deseo se vuelve incontrolable.

Te imagino chupando cada gota del fluido que me empapa la entrepierna, mordiendo mis pezones, devorándome la boca y follándome como un loco, entonces no puedo contenerme más, ya no tengo voluntad, ya son mis manos las que toman posesión de mi cuerpo y eres tú quien me hace gozar hasta que los párpados me tiemblan y empiezo a ver estrellas.

Me tienes caminando en las pestañas...