17.3.14

Paseo

Me dice mi Amo:
Hoy toca salir de paseo mi adorada perrita.
Voy por la calle. Desnuda. A cuatro patas. Sujeta a una correa que termina en tu mano. La gente me mira, se ríe, cuchichea. Tú caminas distraído leyendo un folleto sobre residencias caninas. Un hombre te para y pregunta por mí, por mi raza. Le contestas que no tengo pedigree que me encontraste en la calle. Acaricia mi melena mientras te felicita por tener tan bello ejemplar. Yo agradezco la caricia lamiendo su mano. Continuamos el paseo. Me llevas hasta el tronco de un árbol. Estoy bien educada y levanto la pierna para orinar. Me limpias con un papel y ladro satisfecha. Te sientes feliz con tu perra y desechas la idea de llevarme a la residencia canina del folleto. Miras mis lomos morenos y las tetas colgando.

De repente alguien te saluda. Es una mujer. A su lado su perro. Mi Amo se acerca a ella y la besa. Hablan, ríen. El perro se acerca a mi culo y me huele. La mujer tira de la correa y lo retira. Siguen hablando. Ella es muy hermosa. Te pregunta si deseas cruzarme con su dálmata.
Entonces notas un tirón de la correa y ves mis ojos lagrimosos. El perro exhibe un miembro enorme y descapullado y tira de la correa de su Ama para acercarse a mí. Ríen al vernos. Le contestas que sería una buena idea pero que ahora tienes prisa. Quedan para verse de nuevo. Ella te da un beso de despedida y a mí una caricia en mi lomo. Entonces giro la cabeza y la muerdo. La mujer retira su mano instintivamente y tú tiras de la correa para alejarme de ella. Me recriminas lo que he hecho y con la correa azotas mi culo mientras la mujer intenta quitarle importancia al incidente. El dálmata observa la escena con su polla medio desenfundada, olisqueando mi coño. Me sujetas por la barbilla y me dices que estás muy disgustado. Una especie de medio aullido sale de mis mandíbulas. Te disculpas con la mujer y le aseguras que me castigarás como es debido. Ella me mira, levanta el pie y acaricia con la punta de su zapato mi coño. Te dice que no es bueno tenerme tan salida, que eso hace que mi comportamiento no sea adecuado y que tal vez su dálmata pudiera aliviar esa circunstancia. Su insistencia para cruzarme con su perro te irrita y le contestas que te gusto así de salida, que mi abstinencia me mantiene atenta y obediente. Ella no insiste y después de despedirse se va calle abajo con su dálmata arrastrando su polla inerte.

Entramos en una cafetería. Te sientas. Me tumbo a tus pies. El camarero se acerca y toma nota de lo que deseas. Te pregunta si quieres algo para mí. Le pides un plato con un poquito de agua. Al cabo de unos minutos vuelve con un café y el plato de agua. Lo pone delante de mí y acaricia mi melena. Le devuelvo la caricia lamiendo sus dedos y bebo del plato con mi lengüecita atrapando pequeños sorbos de agua.


Está muy bien enseñada te dice el camarero, yo tengo una igual, un poco más blanca pero de la misma estampa, continúa diciéndote. Le dices que eres muy afortunado. Se da media vuelta y se aleja. Al cabo regresa con una galleta en la mano. Se agacha hacia mí y me la muestra en su palma. Te miro, busco tu aprobación. Mueves la cabeza afirmativamente y con mis labios la atrapo con glotonería. Tiene un bonito culo dice el camarero mientras ve como devoro la galleta. Puede tocárselo si quiere, le contestas. No lo duda y pasa su mano por entre mis nalgas. Yo levanto el culo y abro las piernas. Ahora es un dedo el que recorre la hendidura de mis nalgas hasta que encuentra el orificio y me penetra. Gimo levemente....


Me sujetas la cara y me besas mientras el camarero introduce un segundo dedo. Tengo tus enormes ojos a milímetros mientras el tercer dedo busca mi hueco para seguir a sus compañeros. Ves la expresión de dolor en mi rostro. El camarero te mira buscando tu aprobación para introducir mas carne en mi culo. Una lágrima resbala por mis mejillas y decides que ya he pagado suficientemente mi galleta y le pides al camarero que extraiga sus dedos. Lo hace y se retira confuso y excitado.

Me arremolino a tus pies. Sientes mi calor en tus tobillos. 
Fuera comienza a llover y piensas en mis patitas mojándose. 
Llamas por el móvil a un taxi y me dices: ¿Te gusta mi perrita? Te adoro.

10.3.14

Secreto de Confesión

Ya he repetido hasta el cansancio que estoy de vuelta del bdsm, pero eso no significa que mi arteria sumisa no siga latiendo...

Hace poco alguien me sedujo con su voz y casi sin darme cuenta, una orden suya me hizo erizar de la cabeza a los pies, y aunque en principio me rebelé y hasta me reí y puse todos los reparos que pude, al final terminé obedeciendo y sometiéndome a sus deseos.

-¿Hace cuánto no te confiesas?
-¿Perdón?
-Que cuanto tiempo hace que te confesaste por última vez...
-Risas, mejor dicho, carcajadas, hasta que se me saltaron las lágrimas.

Cuando me recompuse y asimilé que su pregunta iba en serio, le contesté que no me confesaba desde tiempos inmemoriales, que ya ni lo recordaba.

-Bien putita, esta semana irás a confesarte. Pero llevarás vestido o falda e irás sin bragas.
-Hace frío para ir vestida así.
-Lo sé, pero así irás vestida, puedes ponerte medias o unas mallas finas, pero es la única concesión que te hago.
-Sí, Señor.
-Así me gusta putita, que seas obediente, es lo que más me gusta de ti, que tratas de rebelarte, pero tu docilidad te supera.
-¿Y qué le confieso al cura?
-No he terminado de decirte qué más llevarás puesto.
-Dime.
-Además llevarás unas bolas chinas en el culo.
-Mis bolas chinas no son anales.
-Ya te apañarás.
-Sí Señor.

Me dio las indicaciones y además, me dijo que debería informarle de lo sucedido a través de un post, también me envió a mi correo la imagen que debía insertar, porque según dijo, estaba benevolente y no me exigía una foto como prueba ya que yo le había demostrado que soy de fiar.


Aunque en un primer momento pensé en comprarme unas bolas chinas anales, opté mejor por el dildo que tengo y estuve varios días practicando en casa para sentirme más cómoda cuando fuera a la iglesia.

Unos días antes averigüé el horario y me pasé varias noches desvelada pensando en si sería capaz de hacerlo. "¿Pero tú de qué vas?", me repetí mil veces. "Ni siquiera le conoces personalmente, no sabes nada de Él, ¿a cuento de qué tienes que hacer lo que te ordenó?". Pero luego me imaginaba arrodillada en el confesionario sometiéndome a su voluntad, o volvía a oír los audios con su voz, e irremediablemente terminaba masturbándome hasta que el coño me escocía.

Decidí ir por la mañana.
La iglesia estaba prácticamente desierta, sólo un par de ancianas rezaban ante la imagen de un Cristo. Murmuraban tan bajito, que no logré identificar la letanía que repetían.
Me arrodillé en el confesionario y cuando el cura dio un par de golpes a la ventana empecé a confesarme.

-Perdóneme padre porque he pecado.
-¿Hace cuánto que no te confiesas?
-Desde que era adolescente padre.
-Cuéntame tus pecados hija.
-Soy ninfómana padre, quiero follar siempre o masturbarme a todas horas.
-Tu pecado es la lujuría hija.
-Sí padre, ese es mi pecado. De hecho, ahora mismo me estoy tocando y llevo un dildo metido en el culo.
-Contrólate hija, si vienes a la casa de Dios para que Él te perdone tienes que mostrar arrepentimiento.

Me había quitado las medias y comenzado a masturbarme tan pronto empecé a confesarme, así que cuando el cura dijo que me controlara, ya no era dueña de mí, mis dedos hurgaban frenéticos en mi coño y mis jugos chorreaban por la cara interna de mis muslos, mi placer iba in crescendo, hasta que exploté en un orgasmo que me hizo gemir sin ningún recato.

-Padre he vuelto a pecar.
-¿Estás arrepentida?
-No padre.
-Entonces no puedo perdonar tus pecados. Ve con Dios.

Salí de allí creyendo que mis piernas no me sostendrían en pie, temblaba como una hoja al viento y ni siquiera fui capaz de ponerme las medias. Cuando llegué a casa me saqué el dildo del culo, le hice una foto y se la envié con un mensaje corto: "Ya lo hice".

No hemos vuelto a hablar del tema, de hecho hace días que no hablamos, pero te prometí que cumpliría Tu orden y te informaría mediante un post, aquí tienes fe de ello.

3.3.14

Asociación de Ideas

Las aguas serenas del remanso, bajo una fronda de estrellas /
Las aguas serenas de tu boca, bajo un matorral de besos

-Federico García Lorca-

A mitad de camino en el viaje de nuestra vida,
desperté para encontrarme en un bosque oscuro,
porque me había salido del camino recto.

-El Infierno de Dante-

Llego al fin a este punto
en que recordé mi pasión.
Y me di cuenta de que yo
he sido como un ciego
que no le teme a la oscuridad

-Yosana Akiko-




Siempre estoy asociando cosas que no tienen nada que ver unas con otras...

Generalmente no uso ropa interior, es un gusto aprendido que me quedó de cuando practicaba juegos D/s, así que según la posición en la que me encuentre, sé perfectamente la respuesta de mi coño a un determinado estímulo. Percibo su resequedad o si está muy húmedo, la textura de esa humedad, su olor; y si estoy en celo o paso de todo, aunque la verdad sea dicha, casi siempre estoy en celo.

Ayer estaba limpiando la nevera y me agaché para sacar un par de verduras que ya estaban para tirar, fue entonces cuando lo sentí; me llegó nítido el olor de mi coño pidiéndome macho, exigiéndome que fuera follado inmediatamente, pero no pude complacerlo en el acto, creo que por eso se me vinieron a la mente dos ideas.

La primera: Pensé en TI.
La segunda: Te asocié con Giovanni Malloy y maldije por no tenerte a mi lado...