15.5.14

Mamada Palladiana

Levanta sus crepitantes faldas de seda y ante mí, al fondo de la bamboleante góndola, aparece el coño depilado de mi Cortesana.
Las aguas del canal hacen de espejo turbio y acerado donde los rayos fatigosos del amanecer se diluyen en un rosado impreciso y sucio.
Extraigo mi pene y me concentro en la carnosidad de su vulva.
Frente a nosotros se perfila tenuemente San Giorgio Maggiore.


"Chupa..."
Se acerca gateando sobre la superficie húmeda de la embarcación, con su opulento culo moreno entonando una salve al sol naciente.
Sus labios atrapan mi carne, la traga, la devora y la deglute.
Es la mejor mamadora de Venecia, la Cortesana imposible de pagar. Su chulo espera impaciente en el embarcadero.
Noto su lengua trabajando viscosamente en mi glande, la sensación es resinosa y húmeda.
Atrapo su cabeza asiéndola por el pelo y mis convulsiones anuncian una corrida intensa y copiosa. San Giorgio Maggiore está preciosa... Me corro mientras mis ojos atrapan la estampa de sus muros blancos como lienzos de muerto.
La Cortesana traga, traga con esfuerzo toda la leche que inunda su boca, su garganta, su traquea, incluso su esófago...

Ya no recuerdo más, tan solo el escozor de la hoja de la navaja del chulo rasgando mis costillas.