Viene directa. Anda recta, con pasos serenos, la barbilla levantada.
Lleva una cajita en su mano llena de alfileres.
Se arrodilla sonriendo a mis pies.
Aspiro un perfume fresco y agradable que asciende desde abajo.
-¿Así están bien?
Me gustaría decirle que eso es lo de menos. Que se olvide de mis
pantalones, de los alfileres... y huyamos juntos a no se sabe qué sitio.
Su melena sedosa cae a un lado y otro según el sitio donde trabaje con sus alfileres.
-Pues ya está, los tiene listos para el miércoles- dice mientras se reincorpora y su cuerpo emerge rotundo.
El miércoles.
-¿Algo más?
-No
Se aleja y descubro su curvilínea figura avanzando por los probadores.
Su cajita de alfileres en la mano.
P.D. El miércoles recogí el pantalón. ¿Qué otra cosa podría pasar? La vi
arrodillarse ante otro cliente, me pareció que le sonreía también. Creo que me es infiel.
Nota: El relato está inspirado en La Costurera de Velázquez
Una buena costurera jamás llevaría una caja de alfileres en su mano, si no un acerico ceñido a su muñeca cuajado de alfileres.
ResponderEliminarPara tener ambas manos libres y poder ejecutar cualquier trabajo que le surja de forma magistral.
Anónimo gracias por la aclaración, mi gazapo obedece a que desconozco ese oficio, con decirte que ni jugando me dio por coser los vestidos de mis muñecas.
ResponderEliminarCreo que la costurera aportaba un valor añadido a su trabajo.
ResponderEliminarQuizá su encanto.
Un abrazo.
Efe pienso igual que tú, su encanto seguramente era lo que le hacía tan irresistible a sus clientes.
EliminarBesos
Si ves a alguien en chándal y tacones ¿de verdad te fijas en su encanto? o... realmente te duele la vista.
ResponderEliminarPues eso. Cuando algo está bien se dice y cuando algo no lo está, también.
Para escribir no sólo hay que saber juntar letras.
Uyyy anónimo, cuanta agresividad en tus palabras....
EliminarSi mal no estoy, ya te agradecí la aclaración cuando respondí a tu comentario anterior.
En cuanto a si escribo bien o no, este es mi blog y es lo que hay, nadie te obliga a leerme...
Es tu espacio ciertamente, pero es público, por lo tanto de libre acceso.
EliminarSaber encajar las criticas sean favorables o no es algo primordial cuando exponemos públicamente, y lejos de enfadarse o enojarse aprender de ellas.
Y no confundir sinceridad con agresividad.
Anónimo te equivocas diametralmente conmigo, a mí las críticas me resbalan cuando provienen de alguien que no da la cara, y lejos de mí enfadarme por recibir una crítica, faltaría más. Además, me parece hasta infantil de tu parte que sigas rizando el rizo por un detalle que ni le quita ni le pone al texto en general, ¿qué mas da si es un acerillo o una caja de alfileres, o si es una costurera o una dependienta de tienda de ropa?
EliminarTe reitero lo dicho, nadie te obliga a leerme...
Nunca es tarde para aprender signorina.
ResponderEliminarPuede arrodillarse y practicar con mis bajos de pantalón..
O sentarse frente a mí con un Martini y contarme toda la historia, le prestaré toda mi atención.
Beso
Sicilia
Así es Sicilia, para aprender numca es tarde y si eres tú quien me servirá de modelo, mucho mejor para mí!!!
EliminarLas historias ya encontraremos el momento adecuado para contarlas y el martini que no falte jajaja
Besos