10.10.13

Ana María

Contrario a lo que pudieran pensar quienes me conocieron o creyeron conocerme, mi último pensamiento en aquella aciaga madrugada fue para ti.

Recuerdo el temblor que me estremeció de la cabeza a los pies cuando vuestro hermano me enseñó una foto tuya, y luego, cuando posteriormente recibí las cartas mediante las cuales me invitaban a pasar la Semana Santa en vuestra casa, no cabía en mí de gozo, tanto, que escribí a mis padres: “Mi gran amigo me invita espléndidamente. He recibido una carta de su padre, notario de Figueras, y de su hermana (una muchacha de esas que ya es volverse loco de guapas) invitándome también, porque a mí me daba vergüenza de presentarme de huésped en su casa. Pero son una clase de familia distinta a lo general y acostumbrada a vida social, pues esto de invitar gente a su casa se hace en todo el mundo menos en España. Él tiene empeño en que trabaje esta semana santa en su casa de Cadaqués y lo conseguirá, pues me hace ilusión salir unos días a pleno mar y trabajar y ya sabéis vosotros cómo el campo y el silencio dan a mi cabeza todas las ideas que tengo”. 

Te acompañé a todas las procesiones y misas, no porque fuera católico, que lo soy, sino por el placer de ver el meneo de tus caderas al caminar y oír el repicar de tu taconeo en las calles empedradas. Soñaba con que me adoraras con la misma devoción, verte arrodillada, pero a mis pies.
Fue una semana en la que pasé las noches en vela esperándote en mi habitación, pero nunca llamaste a mi puerta. Y en las mañanas, al ver mis ojeras, sonreías, porque sabías que resignado a mi suerte de no tenerte, había derramado mi deseo por ti en mis manos, ellas habían sido el reemplazo de tu esquivo y ansiado coño.

Pasaron dos años hasta que volví a verte. En cada una de mis cartas te hice saber que seguías presente en mi memoria, que hablar de ti me permitía mantener vivo tu recuerdo, te escribí muchas veces: "Querida Ana María: llevo varios días en Granada y a cada momento tengo necesidad de hacer un retrato tuyo a mis hermanas". "( ... ) Dichosa tú, Ana María, sirena y pastora al mismo tiempo, morena de aceitunas y blanca de espuma fría. ¡Hijita de los olivos y sobrina del mar!". 

En mi segunda visita mi estancia fue más prolongada, eso me permitió terminar de seducirte y lograr mi cometido, necesitaba poseerte, hacerte mía.
A finales de julio con el pretexto de conocer una de las calas más bellas que tenía el lugar, dimos un largo paseo por la playa. Me hablaste de tu sueño de escribir y plasmar en letras la belleza de Cadaqués y la admiración por tu hermano, también me confesaste tus secretos más íntimos mientras el rubor se apoderaba de tus lozanas mejillas y yo te contemplaba extasiado.

Te besé. Un beso largo y profundo. Te dejaste hacer. Mis manos volaban como palomas por tu cuerpo y tú les permitías volar.
Te despojé de tus prendas una a una, la tramontana alborotaba tus cabellos y mis besos erizaban tus pezones, los chupé y mordisqueé disfrutando de ese par de aceitunas que me ofrecías.
Tumbados en la playa recorrí tu piel con mi boca. Tu coño esponjoso se abrió de par en par para mí y te brindé el placer de tu primer orgasmo. Gemías muy quedo para que yo no pudiera oírte, un gemido que ahogaba el ruido del mar, no querías parecer vulnerable ante mí, pero al estremecerte con cada uno de mis lametones no podías engañarme.
Te penetré con un deseo rabioso, que ni las olas del mar que nos bañaban pudo apagar. Susurré a tu oído: -Eres mía, sólo mía- y en ese momento tuve la seguridad que no lo serías de nadie más...

"Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua, 
 el miedo a la emoción que te aguarda en la calle. 
 Canto la sirenita de la mar que te canta 
 montada en bicicleta de corales y conchas... 

 No mires la clepsidra con alas membranosas, 
 ni la dura guadaña de las alegorías. 
 Viste y desnuda siempre tu pincel en el aire 
 frente a la mar poblada de barcos y marinos."

No volví a verte, pero siempre estuviste en mi pensamiento, desde aquella vez tu recuerdo no me abandona, y a esta hora, cuando son las 4:45 de la madrugada del 18 de agosto de 1936, sigue aquí, conmigo...


Nota: Anna Maria cultivó la mística del recuerdo lorquiano retenido en su casa de Es Llané. Ella aseguraba que oía la fulgurante risa de Federico; el eco de sus bromas, de "increíble y sorprendente ingenuidad", y su voz "bella y totalmente inolvidable".

9 comentarios:

  1. La escena playera te pone, definitivamente. Y Lorca... Ayyyyyyyyy...

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    1. Darío estoy por creer que ya me ves hasta el plumero jejejeje

      Para mí Lorca también se merece un ¡Ay! muy prolongado.

      Besos

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  2. Y usted signorina de quien es?

    Playa o montaña?
    Arriba o abajo?
    jeje Prego....
    Besos curiosos

    Sicilia

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    1. Sicilia hoy por hoy no soy de nadie...

      Playa y arriba definitivamente y con toda rotundidad jajajajajaja

      Besos

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  3. Lorca se lo llevo una vida que no se debió vivir, Muchas gracias por habernos deleitado.

    Un abrazo

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    1. Así es Efe, las guerras nadie debería vivirlas, o mejor dicho, padecerlas, además, estoy convencida que a Lorca lo fusilaron por confiado e ingenuo.

      Gracias a ti por leerme y dejar constancia de ello con tu comentario.

      Besos

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  4. Impresionante relato dónde cabe de todo, hasta el apunte erudito. Y la sorpresa de ver un personaje que creíamos conocer de un modo tan distinto al imaginado, recordando a esa Ana María y esa sexualidad primeriza. A mí como a Borges me pasa que no entiendo a Lorca pero le respeto. Tengo otros poetas y creo que a muchos les ayuda más la vida y la muerte que tienen que la propia obra. Pero este relato sí me ha gustado mucho. Besos.

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    1. Gracias S, sabes de sobra que valoro mucho tus palabras.

      La verdad es que quise darle un giro de 180º al cliché de la homosexualidad de Federico García Lorca que siempre nos han vendido, porque hasta donde he leído, en ninguna cita suya o poema manifestó su condición sexual, pero claro, como no se casó y era español, pues marica seguro; en cambio de Johannes Brahms, (que tampoco se casó e incluso es anterior a Lorca) como era alemán, de él nunca dijeron lo mismo.

      Estoy de acuerdo contigo en cuanto a la obra de Lorca, tampoco la tengo asimilada del todo pero Bodas de Sangre sí me fascina.

      Besos (BEP)

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  5. Anónimo(a) . bienvenido(a)

    No sé cómo interpretar tus puntos suspensivos, si deseas volver y agregar algo más, ya sabes donde encontrarme.

    Besos

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