Encomienda de San José, Río de la Plata:
¿Os acordáis, hace siete
años, en París, en 1745? Yo era el joven jesuita español que asustado
presenciaba como el maestro Boucher os pintaba.
Madame de
Pompadour me había acogido entre sus elegidos, yo era casi un virrey, el
próximo general de los jesuitas en el Río de la Plata, un territorio rico
y plagado de encomiendas virtualmente libres del poder de su católica
majestad. Un príncipe de la iglesia al que agasajar y colmar de regalos y
caprichos.
La anfitriona recostada en unos enormes cojines reía y
corregía al pintor, sugería el escenario y proponía posturas sugerentes y
lascivas a la modelo.
Yo, incómodo en aquella recámara secreta e impropia para un hombre de iglesia, miraba de soslayo lienzo y cuerpo.
Diderot, divertido
con la escena escribía refiriéndose al cuadro "...una bellísima
espalda, unas hermosas nalgas, que invitan al placer y lo hace con la
actitud más fácil, la más favorable..."
"¿Desaís masturbaros
padre?, tumbaros a mi lado, vamos, no temáis..." y agarrándome por la
muñeca me llevó a su lado. Levantó mi sotana y acarició mi sexo con la
destreza de la amante del Gran Luis.
"Mirad las nalgas de la odalisca, mirad sus carnes accesibles... dejaos hacer..."
Miraba
la escena mientras Madame Jeanne-Antoinette me masturbaba
plácidamente, al mismo ritmo que el pincel reproducía vuestro
culo, susurrándome las más sucias obscenidades hasta que eyaculé
recostado sobre sus pechos inmensos, turgentes y perfumados.
Boucher y Diderot reían a grandes carcajadas mientras vos y Madame Pompadeur os fundíais en un beso satisfecho y cómplice.
Dos
años después, un agente de la Compañía de las Indias me entregó vuestro
envío, un lienzo cubierto y oculto. Le firmé un recibo en el que se
especificaba que había sido entregado sin descubrir su interior.
Desprendí
su envoltorio en la penumbra de mi celda, a resguardo de los ojos de mis
hermanos, allí, disfruté de nuevo como antaño de vuestras carnes y
presencia.
Por siempre, vuestro.
¡¡¡guauuu Laura¡¡¡ ¡¡¡Qué sensual y que sexy y qué provocador y qué todo este párrafo¡¡¡
ResponderEliminarDan ganas de grabártelo en la memoria y bajar al baño ;-)
Un beso y buen finde, Lau
Novi por tu comentario deduzco que ha sido del agrado de hombres (que ya lo tenía previsto) y mujeres por igual, me complace saberlo y gracias por dejarme tu comentario.
EliminarUn buen finde para ti también preciosa.
Besos
Aclaración: Bajar al baño y no a mear precisamente, eh??? :P
ResponderEliminarYa lo intuía, perspicaz que es una... jajajajaja
EliminarUna parte de mí asintió al leerlo, : )
ResponderEliminarUna parte apenas????
EliminarRafa que tengas un buen finde y lo disfrutes.
Besos
He regresado de inmediato a mis días de lector del Marqués de Sade. Por las fechas del relato y lo que se cuenta no hay mucha diferencia.
ResponderEliminarEspecialmente interesante lo de que ya tienes previsto que guste a hombres. ¿Más que a mujeres? Por qué siempre los hombres primero para esto y luego ya las mujeres? Debería ser, como finalmente sucede que ambos por igual.
Desde luego sí dan ganas de ser pintor y derramar todo el pincel sobre la musa pintada. Y así varias veces. Feliz fin des semana. Esperemos. Besos.
S por lo visto también leías Justine como yo. Estoy segura que entre más escarbe, más puntos en común encontraré entre nosotros, me gusta.
ResponderEliminarCreo que me expresé mal cuando le contesté a Novicia, no pretendía decir que las mujeres no disfruten por igual este tipo de relatos, pero como el tópico es que somos más mojigatas para estos menesteres, me sorprendió que ella lo expresara abiertamente. Y los hombres, pues tengo muy claro desde siempre que esta clase de textos les encanta!!! jejejeje
Me quedo con tu metáfora: "sí dan ganas de ser pintor y derramar todo el pincel sobre la musa pintada", aunque no sé si gozó más Boucher pintando a su odalisca morena, o el monje jesuíta que la contemplaba. ¿Tú qué crees?
Besos y feliz fin de semana para ti también. A mí, según me están pintando las cosas, no creo mucho que sea diferente a los anteriores, pero nunca se sabe. Esperemos...
Ciertamente se cree que es ahora cuando mayor libertinaje y obscenidad se vie y, bueno, pienso que hubo tiempos peores... o tal vez debería decir mejores.
ResponderEliminarAbrazotes.
Borga los tiempos siempre han sido iguales, ni mejores, ni peores, lo que cambia son los personajes...
EliminarBesos