Este manuscrito lo encontré dentro de las cajas seriadas 1532-1535 del Archivo del Obispado de Palencia que contenían parte de la correspondencia epistolar entre Castilla y sus embajadores en Italia. El lacre estaba sin romper. Lo muestro aquí por si fuera ejemplo que sirviese para la salvación de nuestras almas y cuerpos.
Dice así:
"……Sus ojos glaucos nunca me ofrecieron confianza, era perversa, autoritaria, caprichosa, malévola y… hermosa.
Hermosa todavía a los sesenta años.
Me llamo Gonzalo de Montalvo, secretario del embajador de Castilla en la Corte de Mantua. Amante de Isabella D´este, la marquesa.
Cuando abandoné su lecho un amanecer de la primavera de 1502, creí que no volvería a verla .
"Ven, quiero darte algo". Ese fue su escueto mensaje. Después de 32 años eso era todo.
La audiencia se alargaba tediosamente. Gestos corteses, reverencias, sonrisas y gentilezas que encubrían traiciones, sobornos y crímenes. Veía el espectáculo con la indiferencia que dan los años de servicio en una corte italiana.
Ella sentada, hierática, contemplaba a todos y a todo. Impasible, igual de fría y serena que cuando el Santo Padre Alejandro VI la sentó sobre su regazo y hurgó en sus pechos mientras le contaba que los tenía igual que su sobrina Lucrecia.
Sin atisbo de sentimiento alguno, como cuando castigó empuñando el látigo a su criada por fornicar con uno de sus amantes.
“Eres mi amante tan sólo por tu miembro gordo”. Yo me engañaba con la esperanza de producir en su corazón un atisbo de amor. Nunca me engañó, me engañé yo.
Se acercó un criado y me llevó a un cuarto que reconocí al instante.
La Estancia de Alabastro, pintada y decorada para ella por los artistas más dotados de su tiempo. Me acuerdo bien de la bacanal inaugural. Fernando de Gonzaga su esposo, ebrio de deseo y vino fornicó aquella noche con todo efebo que encontraba a su paso, ella reía y reía y nos animaba a todos a follar y beber como endemoniados. Glorificábamos a Baco y Venus noche tras noche en aquella estancia secreta y lujosa.
-¿Recuerdas Gonzalo?
Ensimismado por las imágenes del pasado no había sentido su presencia a mi espalda.
-¿Qué quieres?
-Regalarte algo.
-No tengo ascendencia ninguna con el embajador así que no busques un soborno; tampoco soy ya tan diestro con la espada, así que no puedo ser tu sicario; ni me animan ya los juegos del amor por lo que tampoco puedo ser tu mensajero ni confidente-. Respondí.
Se apartó de mí hasta sentarse en un sillón apartado en la penumbra, mientras sus ya famosas carcajadas resonaban en la estancia.
-Bueno… todavía tendrás el miembro gordo ¿no?-, y sus carcajadas se hicieron más sonoras aún.
Iba a contestarle con un improperio a la altura de su insulto, pero, con un ademán de su mano me mandó callar.
-Sólo quiero regalarte algo, sin contra partida alguna, sin pedirte nada a cambio.
Y eso resultaba increíble para mí, acostumbrado como había estado a pagar con mis servicios cada gota de placer que aquel demonio de mujer me dio...
Una noche deleitosa como pago del asesinato de un Cardenal demasiado estricto con la moral de aquella corte.
Una felación para animarme a amenazar espada en mano a un prestamista demasiado remiso a soltar sus doblones a la marquesa.
Una semana entera fornicando sin descanso después de salir indemne de Roma tras negociar una alianza ventajosa para sus estados.
Y así… una larga lista de servicios deshonrosos y voluptuosas recompensas.
-Parece que no te agrada mi generosidad. Acércate, mi vista ya no es la de antes. No tengas miedo-
"No tengas miedo…" me dijo mientras de la mano me introducía por primera vez en su lecho junto con dos amantes más. "No tengas miedo y dame placer como ellos…" Instantes que no se borran y que vuelven ahora que ella esta frente a mi. La penetrábamos por todos sus orificios, la embestíamos como posesos en un baile demoníaco, ella besaba y nos hacia besar entre nosotros, gemía y pedía más… y empezábamos de nuevo sin concedernos apenas descanso, sudábamos y nos refrescábamos con la saliva de la boca más cercana… hasta saciarla, hasta saciarnos, hasta desfallecer. Dios tenga piedad de nuestras almas.
-¿Estas bien?- me preguntó.
-Sí.
-Tira de esa tela y descubre eso.
Me acerqué a lo que parecía un caballete. Cuando retiré la tela un fantasma de mi juventud apareció ante mis ojos.
-Es para ti. Pensé que te lo debía, y ya sabes que yo pago mis deudas.
-No me debes nada y no quiero un retrato tuyo.
El lienzo me traía de nuevo a la Isabella D´este que me esclavizó y me convirtió en un reflejo de su maldad. Joven, segura, sin atisbo de sentimiento humano en su mirada, atractiva como un secreto oscuro, esplendorosa en lozanía juvenil. Eso era lo que el pintor había capturado.
-Quiero que me recuerdes así Gonzalo… y no como me ves ahora, envejecida, marchitada y anhelando que me lleve la muerte-. Hizo una pausa antes de seguir…
-Me queda poco, la sífilis esta devorando mi cuerpo-, confesó sin alterar su voz.
Ninguna otra enfermedad podría haber sido más adecuada para aquella puta de todos y amante de ninguno, la sífilis, la que llamaban la peste española.
A saber que príncipe de la Iglesia, aristócrata, criado, amante o servil hombre se la contagió.
Pero aquella anciana que ahora pedía mi compasión era la misma perra que en el lecho sobre el que descansábamos después de fornicar, me decía serenamente como una matrona, que había matado con sus venenos el hijo que yo había engendrado en su vientre.
No me lo creí hasta que el paso del tiempo y su vientre liso me lo confirmaron.
-¿Crees que sólo por tener un miembro gordo voy a parir un bastardo tuyo?-
Salí de su alcoba mientras sus insultos perseguían mis pasos… Hace ya 32 años.
Me acerqué más al cuadro.
-Tú ya no me la pones dura. Sólo te deseo que la sífilis acabe pronto su trabajo-. Me giré y me dirigí a la puerta….
-Cabrón, hijo de puta, amante de Satanás, maldigo a tu estirpe de mujerzuelas...
Todavía cuando bajaba por las escaleras que conducían a la puerta del palacio oía sus insultos.
Al cabo de un año murió entre los dolores más horrendos imaginados y con su cuerpo putrefacto comido por los gusanos. Así acabó la historia de la mujer más admirada de la Cristiandad, la más hermosa, la más ensalzada en poemas y la más plasmada en cuadros, la más puta, mi amante, mí amada, Isabella D´este. Nunca reclamé su retrato y nunca he dejado de recordarla."
Nota: Isabella D´este encargó a los 60 años de edad a Tiziano dos cuadros.
Uno de su vejez y otro de su juventud. El primero se perdió. El segundo lo pintó Tiziano inspirándose en un retrato realizado por Leonardo Da vinci en su juventud.
Isabella fue la mujer más admirada del Renacimiento por su cultura, inteligencia y belleza.
El resto es invención mía.
Admirado me tienes con tu cultura y un poco agobiado por no sacarle plata al talento mientras otras, a golpe de narración supuestamente transgresora venden millones de libros sin sustancia en el mundo. Porque se puede hacer un cuento erótico y meter cuerpos y sexos hambrientos y además incluir sustancia, algo más que eso, en este caso historia. Conocía algo de Isabella por alguna revista de historia y sé que cumplía años con menos dramatismo que otras mujeres(especialmente en su época).
ResponderEliminarDel relato exclamo angustiado ante la seguridad de que no podría compartir mujer con tres hombres a la vez a los que me obligasen a besar(no beso a un tío ni a punta de pistola). Esa escena me recuerda la propuesta de un viejo amigo de montárnoslo con la chica de un bar que no se llevó a cabo y me alivió. Pero no ocurrió porque ella no era Isabella ni mucho menos y en el sexo hay muchos peldaños que subir y algunos apenas se quedan en el primer escalón acompañados por su timidez.
S me hiciste poner colorada!!! O será el calor??? jejejeje
EliminarGracias por tus palabras, viniendo de ti, es un honor recibir ese halago.
Yo tampoco le llego ni a los tobillos a Isabella, a duras penas me alcanzó para un trío, (con un matrimonio amigo) y la verdad, no me quedó gustando mucho la experiencia...
Besos (Para ti BEP, porque contigo no puedo evitarlo jajajaja)
Una bella invención basada en un retrato existente y en un retazo de história. La disculpa, para mi, haber nacido mujer y ejercer de poderosa. ¿Y que podía hacer meterse a monja y sepultar su hermosura en un convento?
ResponderEliminarCarlos se hace lo que se puede...
EliminarDe monja, como que no, no veo a Isabella D'este en esos menesteres.
Besos
Excelente!
ResponderEliminarFelicitaciones
Gracias Rick
EliminarBesos
Genial Laura!!!!
ResponderEliminarme encanta como está escrito!!! me encanta!!! es fantástico!!!!!!
caprichosa, perversa, autoritaria, malévola....ya me gustaría,ya...
Voy a volver a leérmelo!!!!!
Besos guapaaa!!
Gracias Mam!!!
EliminarTú siempre dedicándome esas palabras tan bonitas que me suben el ego...
A mí también me gustaría llegar a ser como Isabella D'este, pero me falta muuuuuucho pelo pa'l moño jejejeje
Petonets maca
Creo que ha nacido una escritora con una clase excepcional.
ResponderEliminarUn abrazo.
efe
efe{LL} no seas lindo, que te como a besos!!!!!!!!!!!
EliminarQué historia más triste! y más, porque está bien contada.
ResponderEliminarMe da pena del corrompido, y no siento la más mínima por la corruptora.
Sic transit gloria mundi... Y si sabía que le esperaban locura, dolor y muerte, ¿por qué no se suicidó?
Y teniendo en cuenta que en tiempos de Tiziano ya los retratos podían reflejar rostros hermosos (cánones de belleza distintos aparte), me da que la tal Isabella era, en el fondo, un choco, un truño, un feto... eso sí, con carisma.
Así es Rafa, la gloria o el triunfo, como quiera llamársele, siempre es efímero...
EliminarA lo mejor no se suicidó porque pensó como el ateo, el cual pidió confesarse y la aplicación de los santos óleos; cuando le preguntaron por qué lo hacía si no creía en Dios, contestó: "Siempre es bueno llevar paraguas, por si llueve".
Para gustos los colores, o entre gustos no hay disputas, como prefieras, pero soy de las que cree que la belleza está en los ojos que miran...
Saludos
Excelente retrato, no ya de una mujer, sino casi de una época.
ResponderEliminarBesos.
R.
R. esas palabras viniendo de ti, son todo un PIROPO
EliminarAl igual que Isabella D'este, siempre pago lo que debo. Tú ya recibiste mi "retrato", ahora estoy a la espera del tuyo...
Sonrío
La verdad es que me has sorprendido con esta entrada. En realidad me has sorprendido varias veces ya (en positivo, claro). El tema, no obstante, me parece algo actual para la época que describe :-P En todo caso, bien podrías pasar por una Kena Folleta.
ResponderEliminar:-)
Uno de ésos.
Gracias por tus palabras Sbm, aunque mi ánimo no es sorprender, ni escribo esperando que me halaguen, la verdad es que me gusta mucho cuando encuentro comentarios como el tuyo.
EliminarLo de Kena Folleta es algo así como la versión femenina de Ken Follet??? Porque de otra manera no lo pillo, y si es como creo, ya es el no va más de elevar mi ego!!! jajajajaja
Besos, de ésos mismos...
Joooder, con Lau ...
ResponderEliminarMe pido ser tu acompañante en la ceremonia donde te otorgarán, sin duda alguna, el primer premio a "La Sonrisa Vertical" por tu narrativa erótica sin par.
Pero mi perversa mente pervertida, no hace sino preguntarse cuanto de Isabella D'este hay en tus secretos más íntimos e inconfesables.
Todos los besos que aún no te di, los dejo aquí.
Mahler que me haces poner como un tomate!!!!
EliminarEstoy que no quepo en la ropa de la dicha con tanto comentario tan bonito, así como este tuyo. Ya quisiera yo escribir como Almudena Grandes para ganarme un premio de esa categoría, y ahora que lo mencionas, sería bueno transcribir aquí un párrafo de "Las edades de Lulú".
En cuanto a si me parezco a Isabella D'este, no sé, no sé... Creo que todas las mujeres tenemos algo de ella, pero eso lo tienes que averiguar por ti mismo jejejeje
Besos
Y habrá segunda parte,, es para ponerme cómodo en su sofá y coger buen sitio...Sabe?
ResponderEliminarMe firmará un autógrafo signorina?
Cuándo vaya a su mesa con su libro|
un piacere
Sicilia
Sicilia tanto como segunda parte no sé, pero seguramente si habrá alguno más sobre obras de arte que es algo que me apasiona, así que tú ponte cómodo...
EliminarTe firmo lo que quieras, pero si vienes con mi dry martini en la mano, y ya sabes, agitado, no mezclado jajajaja
Besos